“Mire que podría estar robando”, es una expresión que se ha vuelto cada vez más común en las calles del país. El sutil chantaje busca simpatía: “Mire que le pido a las buenas lo que pudiera coger a las malas”. Hay veces que la expresión incluso pide aplauso: “Agradezca que no la estoy chuzando”. Sobra decir que en los momentos que me he enfrentado a la soterrada amenaza no siento simpatía ni gratitud. Trato, eso sí, de procesar la violencia de la agresión verbal pensando en lo difícil de la pobreza, las consecuencias del malestar social y todas esas causas estructurales que acotan y descuentan la responsabilidad individual.
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